Estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...); o trauma (golpe, intervención quirúrgica...), pueden provocar problemas de correcto funcionamiento de nuestra musculatura. El sistema nervioso controla los músculos mediante unos receptores sensoriales ubicados en éstos encargados de mantener una constante comunicación entre la musculatura y nuestro organismo. Si esta circunstancia se da, el funcionamiento será óptimo, asegurando control sobre el movimiento, sobre las articulaciones y adecuados niveles de tensión muscular en todo nuestro cuerpo. Una alteración en la comunicación obligará al sistema nervioso a buscar soluciones ante la falta de control sobre un músculo o un grupo de ellos. La primera consecuencia de este desajuste será la limitación en la movilidad de las articulaciones. Este hecho se deberá a la falta de control sobre ésta como consecuencia de la alteración en el funcionamiento de los músculos que la deben llevar a cabo. Nuestro cuerpo, si no gestiona adecuadamente un movimiento, lo limitará para protegernos ante posible daño o lesión. También, habrá un aumento de la tensión de cierta musculatura. El sistema nervioso deberá compensar la disfunción de un músculo o un grupo de ellos, incrementando la tensión de otros que serán sobre utilizados para sustituir a aquellos que no funcionan adecuadamente. Si el desajuste persiste en el tiempo, se podrán dar daños sobre la estructura muscular (sobrecargas, tendinitis, roturas fibrilares...) o articular (roturas meniscales, ligamentosas, hernias discales...).

MAT® es la herramienta ideal para restablecer la comunicación entre el sistema nervioso y los músculos. Así, restaura el correcto funcionamiento del cuerpo, evitando la aparición de dolor o lesión o facilitando la recuperación en caso de ya haber aparecido.

La musculatura dispone de sensores encargados de mantener una comunicación constante con el sistema nervioso de la misma manera que un coche tiene sensor de lluvia. Así, cuando llueve, el receptor lo detecta y se activa el limpiaparabrisas. En el cuerpo humano, si el sistema nervioso recibe información en todo momento sobre el estado de los músculos por parte de los sensores ubicados en éstos, tendrá control sobre ellos y los utilizará cuando los requiera y con la tensión adecuada.

El problema surge cuando la comunicación entre la musculatura y el sistema nervioso se ve interrumpida. Estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o trauma (golpe, intervención quirúrgica...) son los factores que comprometen de manera directa la conexión entre los músculos y el sistema nervioso. Este hecho afectará a la capacidad de la musculatura de funcionar de manera óptima y provocará una alteración en el adecuado control y movimiento de nuestro cuerpo y de las articulaciones. Estas circunstancias serán el terreno abonado para la aparición de dolor, lesión o limitación en el rendimiento deportivo. MAT® corrige los desajustes musculares que causan esta situación o ayuda a la recuperación una vez ha podido aparecer algún tipo de daño o dolencia.

Los músculos no sólo mueven las articulaciones, sino que también se encargan de que el rodaje interno de éstas sea el adecuado. Si un músculo o un grupo de ellos no realizan bien su función, no gestionarán bien el movimiento articular pudiendo provocar daños en sus tejidos. MAT® asegura el correcto funcionamiento de la musculatura para evitar posibles lesiones en la articulación y, en el caso de que las hubiera, elimina los desajustes que las han ocasionado asegurando una rápida recuperación.

Siempre que haya limitación en el movimiento será indicativo de que hay un déficit en el correcto funcionamiento de la musculatura. El sistema nervioso restringe la capacidad de nuestro cuerpo de desplazarse y mover las articulaciones si detecta desajustes en los músculos que deben llevar a cabo este cometido. Esta alteración es consecuencia de estrés (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o trauma (golpe, intervención quirúrgica...) sufrido por nuestro cuerpo. Por lo tanto, restablecer el correcto funcionamiento de la musculatura con MAT® mejorará la movilidad, la fuerza, el control sobre el movimiento y evitará posibles lesiones o dolores a la vez que facilitará la recuperación de estas circunstancias al eliminar su principal causa, la disfunción muscular.

Es una herramienta que permite evaluar de forma analítica la capacidad de respuesta contráctil de un músculo. MAT® es una terapia basada en la aplicación sistemática de tests musculares como medio para comprobar el correcto funcionamiento de la musculatura y para estimular de manera específica aquella que presenta déficit en su capacidad de contracción. El objetivo de cada uno de los tests es ser concreto en la evaluación de un músculo con el fin de aislar al máximo para poder ser precisos a la hora de valorar qué puede estar fallando en cada momento. Esta herramienta nos permite ver si hay algún desajuste muscular que esté condicionando la capacidad del cuerpo de mover y controlar adecuadamente las articulaciones predisponiéndolo a sufrir dolor, lesión o limitación en el rendimiento deportivo.

Los tests musculares son la mejor manera de eliminar los eslabones débiles ya que dan la posibilidad de evaluar uno a uno todos los músculos del cuerpo humano con la finalidad de detectar y corregir cualquier alteración presente que pueda causar cualquier tipo de dolencia o limitación en la capacidad de rendir en el terreno deportivo. Esta herramienta nos permite saber el porqué de todos estos problemas ya que nos aporta información de cómo está funcionando la musculatura y nos da la posibilidad de ser específicos a la hora de corregir cualquier anomalía detectada.

Por mucho que entrenes, si hay un eslabón débil, éste se convertirá en el punto más "fuerte" de tu cuerpo que lastrará tu rendimiento deportivo. Los eslabones débiles son consecuencia de los desajustes musculares presentes en el cuerpo que condicionan sus capacidades.

Estrés (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o trauma (golpe, intervención quirúrgica...) son las causas principales que pueden alterar el correcto funcionamiento de la musculatura y provocar la aparición de eslabones débiles. MAT® los elimina con el objetivo de mejorar el rendimiento del cuerpo y evitar que su existencia pueda ocasionar dolor o lesión.

Estamos acostumbrados a creer que cuando notamos tensión excesiva (contractura) en una zona, el problema está ahí y, para solucionarlo, debemos recurrir a masaje o estiramientos. La realidad es mucho más compleja: nuestro cuerpo incrementa la tensión de un músculo cuando no tiene un control adecuado sobre otro u otros. Así, cuando detecta que un movimiento no está siendo óptimamente llevado a cabo, lo limita incrementando la tensión de la musculatura que evita llegar a esas posiciones para protegernos ante posible daño. También puede darse el caso de que un músculo está excesivamente tenso porque está siendo sobre utilizado por nuestro cuerpo para sustituir a otro/s sobre los que no tiene control. Es lo que llamamos COMPENSACIÓN y es el origen de contracturas, roturas fibrilares, tendinitis...; daños sufridos por el músculo compensador. Por lo tanto, no tiene sentido realizar masaje o estiramientos sobre la zona de tensión si no eliminamos su causa. MAT® permite detectar y reforzar específicamente la musculatura que no funciona adecuadamente (“débil”) y provoca que nuestro cuerpo incremente en exceso la tensión de otros (compensadores). Soluciona así su causa y evita posibles daños sobre la estructura muscular o articular o favorece su recuperación, en el caso de que los haya habido.

Nuestro cuerpo está diseñado para moverse y la musculatura es la encargada de llevar a cabo esta tarea. Si un músculo o un grupo de ellos sufren un desajuste en su correcto funcionamiento, nuestro cuerpo compensará y utilizará a otro/s en su lugar para poder seguir moviéndonos. Este recurso recibe el nombre de COMPENSACIÓN.

Cuando estamos sometidos a estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o a trauma (golpe, intervención quirúrgica...), puede verse afectada la capacidad de nuestra musculatura de funcionar óptimamente. Esto dará lugar a una situación que nuestro cuerpo resolverá aumentando la utilización de algunos músculos (llamados compensadores) para suplir a aquellos otros que presentan disfunción y sobre los que no tiene un control óptimo. La compensación es un recurso interesante ya que nos permite seguir funcionando a pesar de que perdamos capacidades por los desajustes que padecemos, pero, si se cronifica en el tiempo, dará lugar a problemas en forma de daños sobre las articulaciones, los huesos o la musculatura. Y los que sufrirán estas circunstancias serán las articulaciones movidas por los músculos compensadores o éstos mismos, ya que su nivel de tensión y trabajo se verá incrementado como consecuencia del desajuste de aquellos a los que sustituyen.

Un ejemplo sería una persona que padece roturas fibrilares reiteradas en el mismo gemelo. Si entendemos que el músculo que sufre la lesión es el compensador, veremos que no tendremos que hacer nada sobre él, ya que el daño es una consecuencia del desajuste presente y no el problema a tratar.

La solución será determinar qué músculos no están funcionando óptimamente que obligan a nuestro cuerpo a sobre utilizar el gemelo hasta tal punto que se acaba rompiendo. Desde una perspectiva como la de MAT® y su enfoque basado en la biomecánica para abordar y solucionar los problemas del aparato locomotor, tendremos en cuenta que el gemelo lleva a cabo funciones de mover y controlar el pie e, indirectamente, la rodilla. Esta técnica detectará y corregirá los desajustes de aquellos músculos que provocan que el gemelo tenga la necesidad de trabajar en exceso hasta romperse. De esta manera, facilitaremos la recuperación del músculo compensador al eliminar la causa de su rotura y evitaremos que se vuelva a producir.

La compensación se da constantemente en nuestro cuerpo y puede no suponer un problema a corto plazo pero, si un patrón compensatorio se mantiene en el tiempo, puede acabar provocando dolor, lesión o limitación en el rendimiento deportivo.

Hacer ejercicio por defecto no siempre es saludable. Depende de la cantidad, del estado del individuo y de cómo se realiza. Si existe un eslabón débil muy marcado, por mucho que se realice ejercicio físico, éste no se eliminará. MAT® permite detectar y corregir los eslabones débiles de nuestra musculatura con el fin de optimizar el funcionamiento de nuestro cuerpo. Mejorará así su estado para poder realizar ejercicio físico con la certeza de que todo está funcionando como debería. Sólo si existe equilibrio en el adecuado funcionamiento de nuestros músculos, la realización de actividad física generará los efectos deseados sobre nuestro cuerpo. En cualquier otro caso, será como tirar una moneda al aire, ya que nunca sabremos si ejercitarnos provocará efectos positivos o negativos sobre nuestro estado físico.

Un cuerpo "musculado" o "tonificado" es el resultado de llevar a cabo un tipo de entrenamiento, combinado con unas pautas de alimentación determinadas. Ahora bien, eso no significa que no puedan haber desajustes en la musculatura que puedan predisponer al cuerpo a sufrir dolor, lesión o limitación en el rendimiento deportivo. Para conseguir mejoras estéticas o estructurales es necesario entrenar de forma realmente intensa. A más exigencia ejercitándose, más estrés reciben nuestros músculos. Este factor es determinante a la hora de provocar alteraciones en el correcto funcionamiento de la musculatura. MAT® es la herramienta ideal para corregir los desajustes musculares que puedan producirse como consecuencia de la realización de ejercicio físico exigente. Además, permitirá optimizar las capacidades del cuerpo, pudiendo incluso entrenar a más alta intensidad y obtener aún más y mejores cambios a nivel estético (hipertrofia, “definición” muscular...). Por lo tanto, esta técnica puede ser una gran aliada para quienes quieran conseguir este tipo de adaptaciones sobre su cuerpo, ya que les permitirá ejercitarse al límite de sus posibilidades, minimizando al máximo el riesgo de sufrir dolor o lesión.

Existe la creencia de que puede ser beneficioso realizar estiramientos antes o después de una sesión de ejercicio con el objetivo de preparar mejor al cuerpo para la práctica deportiva si se realizan antes, o bien para recuperar a la musculatura tras el esfuerzo si se llevan a cabo después. También hay quienes los realizan como medio para aumentar su “flexibilidad” o movilidad articular ya que así creen que intentando ser más móviles conseguirán beneficios para su cuerpo. Y hay personas que los hacen para relajar músculos muy tensos con el objetivo de reducir las molestias e incomodidad asociadas al exceso de tensión.

En cualquiera de estas situaciones, hacer estiramientos no cumple con el objetivo por el cual se llevan a cabo y además, en muchos casos, pueden agravar el problema que motiva realizarlos y predisponer a la persona al dolor, la lesión o a la limitación en el rendimiento deportivo.

Siempre que se da un movimiento, por un lado del eje articular hay músculos que se acortan para poder realizarlo, y por el otro, musculatura que se estira. Por lo tanto, el estiramiento es inherente al movimiento articular. El problema surge cuando intentamos forzarlo más allá de la capacidad que tiene nuestro cuerpo de llevarlo a cabo. Nuestro sistema nervioso limita un movimiento cuando detecta desajustes en los músculos que deben realizarlo. Para ello, aumenta el nivel de tensión de la musculatura que lo evita. Estos serán los músculos que todo el mundo querrá estirar, porque estarán más tensos de lo habitual. Pero esta tensión es consecuencia de un desajuste presente en el cuerpo y es la manera que tiene éste de protegernos ante esta alteración. Por lo tanto, estirar será, en realidad, una manera de intentar eliminar de manera forzosa un mecanismo de protección de nuestro cuerpo. Sin saberlo, podremos predisponernos a la lesión, al dolor o a la limitación en el rendimiento deportivo. Estaremos desprotegiendo a la articulación, ya que el movimiento no será controlado y nosotros estirando querremos forzarlo, cuando nuestro sistema nervioso lo limita precisamente porque no lo controla. Y el movimiento sin control, es potencialmente lesivo.

En los casos en los que se nota exceso de tensión en forma de contractura o sobrecarga, ambos síntomas obedecerán también a la mejor solución encontrada por nuestro cuerpo para seguir moviéndonos, en base al estado de funcionamiento de la musculatura. Ésta puede sufrir desajustes cuando estamos sometidos a estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o a trauma (golpe, intervención quirúrgica...). Ante esta situación, nuestro cuerpo compensará la disfunción de un músculo o varios, utilizando a otros en su lugar. Éstos sustituirán, a la hora de movernos, a aquellos que no funcionan adecuadamente. Como consecuencia de ello, aumentarán su nivel de tensión habitual al tener que trabajar más de lo debido. Pretender quitar esta tensión con masaje o estiramientos sólo provocará un alivio temporal y nunca la eliminará por completo, ya que estará motivada por un desajuste muscular que ninguna de la dos prácticas resuelven con su intervención. La mejor manera de hacerlo será detectando dónde está la alteración en el funcionamiento de la musculatura que motiva el exceso de trabajo de algunos músculos y resolverla. De esta manera los que están siendo sobre utilizados, una vez solucionado el problema, bajarán la tensión excesiva hasta los niveles habituales.

Tanto en un escenario como en el otro, realizar estiramientos sólo podrá perjudicar el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y nunca resolverá las causas que provocan limitación en la movilidad (menos “flexibilidad”) y sobrecarga o contractura. MAT® permite resolver el origen de estas situaciones corrigiendo los desajustes musculares que alteran los niveles de tensión óptimos de la musculatura.

Una opción más saludable para la integridad de nuestras articulaciones y músculos sería llevar a cabo “ACORTAMIENTOS”. Si tenemos en cuenta que la musculatura es la encargada de movernos, la idea sería llevar un movimiento al límite de la misma manera que hacemos cuando pretendemos estirar, pero en lugar de forzarlo con la otra mano o apoyándonos en un banco o una pared..., llevarlo a cabo nosotros mismos. La idea sería hacer exactamente el mismo movimiento y mantenerlo el mismo tiempo que cuando estiramos, pero siendo nosotros quienes lleguemos al límite del movimiento sin forzarlo, acortando o contrayendo nuestros músculos. Así, iremos hasta el punto donde nuestro cuerpo nos permita, con control, sin forzar y sin riesgo de alcanzar posiciones que podrían desproteger la articulación y romper las barreras naturales impuestas por nuestro sistema nervioso.

Las agujetas son consecuencia de micro roturas fibrilares en los músculos resultado de haber sobrepasado su capacidad de tolerar ejercicio físico. Por lo tanto, éstas son la manifestación de que hemos realizado un entrenamiento de alta intensidad que ha causado daños reparables sobre la musculatura y no son evitables en ningún caso por el hecho de realizar estiramientos.

El dolor, en la mayoría de ocasiones, es consecuencia de funcionamiento inadecuado de nuestro cuerpo por falta de apropiado control de las articulaciones por parte de la musculatura. El sistema nervioso utiliza el dolor como mecanismo de protección ante posible daño o como sistema de alarma cuando existe alguna inflamación de tejidos consecuencia de algún desajuste en el movimiento articular o corporal. Sólo cuando detecte control sobre éste por parte de los músculos y cuando esté resuelta la alteración en el funcionamiento del cuerpo, eliminará este mecanismo protector. Por lo tanto, centrarse en el dolor y no solucionar el origen que lo provoca es una pérdida de tiempo. MAT® localiza y corrige su causa resolviendo el desajuste que lo ocasiona. Lo hace a través de la mejora en la función de los músculos previamente detectados con anomalías en su capacidad de contracción y respuesta. De esta forma, ayuda al sistema nervioso a eliminar esta medida de protección llamada dolor, en la mayoría de los casos.

El dolor depende del cerebro y de su interpretación de las condiciones en las que se encuentra nuestro cuerpo a partir de la información que recibe de sensores repartidos por nuestro organismo. En base a ello, puede desencadenar un mecanismo de protección llamado dolor para evitar daño sobre una estructura o bien que éste no vaya a más. Los músculos están llenos de receptores sensoriales encargados de informar de su estado al cerebro. Así, si éste tiene percepción y control sobre la musculatura, podrá movernos adecuadamente y gestionar de manera idónea las articulaciones. El problema surge cuando esta comunicación se ve alterada. Estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o trauma (golpe, intervención quirúrgica...) pueden interrumpir la comunicación entre los músculos y el sistema nervioso, provocando una alteración en el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y obligándole a tomar algunas medidas: la más inmediata será la limitación de la movilidad como consecuencia de la falta de control que tiene nuestro cuerpo sobre aquellos músculos desajustados y que llevan a cabo el movimiento que restringe. Después, buscará compensar este déficit incrementando la tensión y la actividad de otros, pudiendo dar lugar a contracturas, sobrecargas, roturas fibrilares, tendinitis... debido a que un músculo o un grupo de ellos deberán trabajar más para sustituir a aquellos otros sobre los que el sistema nervioso no tiene control. Además, nuestro cuerpo utilizará el dolor como forma de limitar nuestra actividad hasta que perciba que hay más gobierno sobre el movimiento y más seguridad en la gestión de las articulaciones, haya o no haya daño sobre la estructura. En caso de que lo hubiera, si resolvemos el desajuste muscular que lo ocasionó, nuestro sistema nervioso dejará de imponer barreras al movimiento porque detectará más control y eliminará el mecanismo protector del dolor, ya que sentirá más seguridad. Además, el sistema inmune reparará los posibles daños estructurales ocasionados siempre que sean reversibles (roturas fibrilares, distorsión ligamentos, inflamación ósea o tendinosa...) sin necesidad de fármacos, si se soluciona el desajuste que los provocó. El hecho de que sintamos dolor o no se basa en la interpretación que hace el cerebro del estado funcional del cuerpo y no sólo en el posible daño estructural que pueda haber. Un claro ejemplo es una persona con una hernia discal: ésta es el resultado de una alteración en el correcto funcionamiento de la musculatura de la columna que acaba provocando que le lleguen fuerzas inadecuadas al disco intervertebral generándole daños sobre su integridad y estructura. Una vez hechos, no hay marcha atrás. Pero sí es reversible el mecanismo que los generó: podemos resolver la causa que dio lugar a esta degeneración con el fin de aportarle más seguridad y control al cuerpo con la finalidad de que no imponga el mecanismo protector del dolor, en caso de que lo hubiera. MAT® es la herramienta ideal para corregir los desajustes musculares que pueden provocar que el sistema nervioso active medidas de protección de dolor para evitar daño sobre una estructura o que éste vaya a más. Y, en el caso de que lo haya, esta técnica facilita la recuperación ya que elimina la causa que ocasionó la dolencia.

Cuando el cerebro detecta falta de control sobre un movimiento por parte de la musculatura, puede activar, en algunos casos, el mecanismo de protección del dolor para evitar que llevemos a la articulación a una posición potencialmente lesiva. Si aseguramos el correcto funcionamiento de la musculatura mediante MAT®, el sistema nervioso tendrá más control sobre el movimiento y no tendrá necesidad de generar dolor para protegernos ante un eventual daño.

El consumo de antiinflamatorios es el medio habitual para “solucionar” situaciones de dolor articular o muscular. El problema es que, tanto los que se administran vía oral como los que se inyectan, no son la mejor manera de resolver estas circunstancias, ya que se centran sólo en el síntoma y no afectan a la causa que las provocó. Sólo si se resuelve su origen, el dolor será eliminado. La toma de antiinflamatorios de cualquier tipo hará que el dolor desaparezca de manera temporal mientras duren sus efectos, pero como no soluciona el motivo que lo generó ya que su administración no provoca ningún cambio sobre la forma en cómo está funcionando el cuerpo, el daño reaparecerá.

El dolor tiene una razón de ser. Es una manifestación de que algo no está funcionando bien y nuestro cuerpo lo utiliza como mecanismo de protección ante posible daño o para evitar que éste vaya a más. Sólo si resolvemos el origen que ha desencadenado esta medida protectora por parte de nuestro sistema nervioso, podremos eliminarlo. Así, consumir antiinflamatorios de cualquier tipo, sólo conseguirá “ocultar” temporalmente esta respuesta de nuestro cerebro, pero nunca evitará que vuelva a surgir, en la mayoría de los casos. La mejor manera de conseguirlo es solucionar el desajuste presente en el cuerpo generando cambios en cómo éste funciona para facilitar que elimine el dolor como mecanismo de protección. MAT® nos permite detectar y corregir las circunstancias causantes de dolor, evitando así que reaparezca. En el caso de que hubiera daños estructurales (hueso, músculo, ligamento...), esta técnica resuelve el origen de éstos, acelerando la recuperación y facilitando que nuestro organismo, a través del sistema inmune, pueda repararlos más rápidamente.

Existe la creencia de que hacer un movimiento extraño o forzado puede ser la causa de dolor o tensión, y a eso se le llama haber hecho un mal gesto. En realidad, lo que ocurre es que nuestro cuerpo tiene algunas limitaciones en la movilidad debido a desajustes en el funcionamiento de la musculatura, cosa que provoca la aparición de tensión excesiva o molestia como consecuencia de haberse movido hacia una posición poco habitual. Por lo tanto, no existe un mal gesto, simplemente es la manifestación de un movimiento sobre el cual nuestro sistema nervioso no tiene control debido a alteraciones en la adecuada función muscular.

El funcionamiento óptimo de la musculatura es vital para asegurar la integridad y salud de las estructuras que forman una articulación (hueso, ligamento, menisco...). Un músculo va unido al hueso, por lo que si el primero tiene exceso de tensión, la transmitirá al segundo, pudiéndolo inflamar. Puede ser el origen de trocanteritis, periostitis (inflamación del tejido que recubre el hueso)... La solución no es tratar al hueso, sino conseguir que la tensión que le llega del músculo sea la adecuada. MAT® corrige los desajustes musculares que pueden alterar el nivel de tensión apropiado de la musculatura de nuestro cuerpo.

Hay músculos unidos a meniscos o ligamentos de manera que, si los primeros padecen algún desajuste, los segundos potencialmente podrán sufrir daños. Un ejemplo sería el semimembranoso de la rodilla, que ayuda a desplazar el menisco interno posteriormente cuando ésta se flexiona. Si existiera alguna alteración en el control de este músculo por parte de nuestro cuerpo, podría provocar un pinzamiento del menisco al llevar a cabo el movimiento e incluso su ruptura parcial o total. MAT® permite asegurar el adecuado funcionamiento de la musculatura para no comprometer la integridad y salud de la estructura articular. En caso de lesión, facilita la recuperación ya que corrige los desajustes musculares que alteran el correcto movimiento articular y que generaron la dolencia.

Muchas personas llevan plantillas a raíz de algún problema relacionado con dolor: ya sea en el propio pie, rodilla, cadera... o simplemente porque se han hecho un estudio de la pisada y el podólogo ha considerado que debían llevarlas porque ésta era “inadecuada”: pies planos, cavos, “pronadores”...

El problema es que la forma que tenemos de pisar puede verse modificada por desajustes en otras zonas del cuerpo que la condicionan, provocando un “aparente” pie plano, cavo, “pronador”... También, en el caso de padecer dolor, y que éste sea el motivo por el cual se pone una plantilla, éste no estará motivado únicamente por la pisada sino que por alguna alteración en el funcionamiento del resto del cuerpo que afecta a la forma de pisar. Por lo tanto, en lugar de colocar este elemento ortopédico, sería mucho más interesante evaluar si nuestro cuerpo es capaz de controlar y mover de manera correcta las articulaciones y si los músculos que deben llevar a cabo estas tareas lo hacen de manera adecuada. Así, podríamos determinar si existe alguna alteración que pueda condicionar la forma en cómo pisamos y ocasionar la sintomatología que el uso de plantillas pretende “solucionar”. Si hay desajustes musculares en alguna zona del cuerpo, afectarán al movimiento y control de las articulaciones y, como consecuencia de ello, a la forma de pisar y podrán provocar síntomas (dolor o lesión) no sólo en el pie, sino también en la rodilla, la cadera, la zona lumbar...

Hay que tener en cuenta que el hecho de colocar una plantilla puede “solucionar” la sintomatología que existía antes de su uso, pero en ningún caso solventará la causa de la dolencia, ya que no genera ningún cambio sobre la capacidad del cuerpo y de la musculatura de mover de manera adecuada las articulaciones. Más bien al contrario, poner este elemento ortopédico puede “resolver” el síntoma que motivó su colocación, pero, al provocar una limitación en un determinado movimiento, obligará al cuerpo a compensarlo incrementándolo en otra zona, con lo que puede trasladar el problema a otro lugar. Por ejemplo, si nos han diagnosticado un pie “pronador”, nos colocarán una plantilla que evite que nuestro arco se hunda, pero el hecho de impedir este movimiento no querrá decir que nuestro cuerpo intente hacerlo cada vez que ponemos el pie en el suelo. Esto provocará que nuestra rodilla pueda sufrir más estrés del que debería cada vez que pisamos o incluso más si corremos y, a medio plazo, empezar a tener síntomas en esta articulación.

Podría darse el caso también que, en un estudio de la forma de caminar, llevemos más parte de nuestro peso corporal sobre el pie derecho debido a un desajuste en los músculos que controlan la pierna izquierda. Esto provoca que nuestro cuerpo sobre utilice la derecha para caminar y lleve más parte del peso a esta extremidad. En esta situación, poner una plantilla para “equilibrar” la distribución de las cargas en ambos pies será del todo inadecuado. El quid de la cuestión reside en la disfunción presente en la pierna izquierda que obliga a nuestro cuerpo a emplear en exceso la derecha y de ahí que lleve más parte de nuestro peso a esta extremidad. En este caso, la mejor manera de conseguir igualdad en la distribución de las cargas será reforzar la musculatura que controla la pierna izquierda. MAT® es el recurso ideal para corregir los desajustes musculares presentes que pueden alterar el correcto control y movimiento de las articulaciones y provocar una pisada “inadecuada” o síntomas asociados a ésta. De esta manera, evitaremos tener que utilizar plantillas y los posibles daños colaterales que puede tener su uso sobre el funcionamiento del resto del cuerpo.

Las personas que utilizan faja abdominal suelen hacerlo con el objetivo de protegerse de dolor lumbar o bien para ayudarse con su uso a mejorar la postura. En cualquier caso, su empleo puede generar muchos más perjuicios que beneficios sobre la salud de nuestra espalda y la integridad de sus articulaciones.

Tanto el dolor lumbar como la dificultad en mantener la postura, se deben a desajustes en la musculatura que controla la columna. Por lo tanto, de poco sirve utilizar una faja abdominal para solucionar estas dos circunstancias si podemos generar cambios sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo y los músculos para resolverlas. Además, el uso de este elemento ortopédico aún agrava más la situación, porque inhibe la actividad de la musculatura que mueve y protege nuestra espalda, que es la que ha provocado dolor lumbar y dificultades en mantener la postura. Así, lo que a priori podría ser una solución, se convierte en un problema, y lo cronifica aún más, porque incrementa la debilidad de la musculatura de la columna, en cuya disfunción está el origen de ambas circunstancias.

La mejor manera de solucionarlas es reforzar de manera específica los músculos causantes del desajuste en lugar de inhibir aún más su funcionamiento utilizando una faja abdominal. MAT® estimula de manera específica la musculatura de nuestra columna, evitando tener que utilizar este elemento ortopédico y todos los efectos negativos que tiene su uso sobre la salud de nuestra espalda.

Los músculos van unidos a los huesos a través de los tendones. Éstos los podríamos equiparar a cuerdas muy resistentes que se encargan de tirar de la estructura ósea para moverla y permitir el desplazamiento de nuestro cuerpo. Si un tendón recibe exceso de tensión procedente del músculo al que va unido, la transmitirá al hueso en el que se inserta. Si éste hecho se prolonga en el tiempo, puede acabar inflamándolo. En este caso, tratar este síntoma sería solucionar parcialmente el problema, ya que se ha gestado como consecuencia de un aumento de la tensión excesiva del tendón sobre el hueso. La mejor manera de solventar esta situación, es eliminar su causa de manera que, una vez resuelta, el propio cuerpo desinflamará a través del sistema inmune. Un ejemplo claro sería la trocanteritis: la inflamación del trocánter mayor se puede deber a exceso de tensión de los músculos que se insertan en este hueso como glúteo medio, menor... Si sólo nos centramos en pretender aliviar este síntoma, no lo eliminaremos totalmente. La forma definitiva de hacerlo es detectar dónde hay un desajuste muscular en el cuerpo que provoca esta sintomatología y corregirlo. Así, nuestro propio cuerpo, una vez ese hueso ya recibe el nivel de tensión ideal, recuperará por sí solo el tejido inflamado.

MAT® detecta y corrige los desajustes musculares que provocan ese desequilibrio en las tensiones que puede generar daños sobre la estructura ósea.

El dolor de espalda está más relacionado con desajustes en los músculos que controlan y mueven la columna de manera adecuada que con la existencia o no de una hernia discal. El sistema nervioso, en ocasiones, nos protege de la falta de control de un movimiento generando dolor. Así, si al agacharnos detecta que la musculatura no gestiona adecuadamente el desplazamiento de nuestro cuerpo, generará exceso de tensión para evitar llegar a esas posiciones y, si el desajuste muscular se prolonga en el tiempo, generará dolor como mecanismo de protección para evitar daños sobre la estructura. Una hernia discal no es más que la consecuencia de un mal funcionamiento de las articulaciones de nuestra columna habiendo sido inadecuadamente gestionadas por parte de la musculatura durante cierto tiempo, cosa que ha acabado provocando la degeneración excesiva de los discos intervertebrales. Por lo tanto, en el caso de que haya dolor, estará más relacionado con la disfunción muscular cronificada que ya ha ocasionado una alteración sobre la estructura (hernia discal) y no tanto con la lesión en sí. En este caso, el desajuste en la musculatura fue el causante de la hernia y el dolor independiente al daño en el disco intervertebral, ya que obedece más a la percepción que tiene nuestro sistema nervioso del control sobre el movimiento a partir de la capacidad de los músculos de llevarlo a cabo.

Si el dolor de espalda únicamente dependiera del hecho de tener una hernia discal, éste sería siempre constante y no se modificaría bajo ninguna circunstancia. Prueba de ello es el hecho de personas que tienen esta lesión y no padecen dolores permanentes y constantes, sino que éstos fluctúan en función de qué movimientos han hecho, si están más o menos fatigadas, si han cargado mucho peso, si se han agachado en exceso, si han estado muchas horas sentadas... Señales todas ellas que evidencian que hay una alteración en la adecuada función muscular. Ésta limita su capacidad de moverse y condiciona el modo en el que el sistema nervioso interpreta el control que tiene sobre el movimiento del cuerpo.

En individuos con dolor de espalda con hernias o sin ellas, la solución es la misma: solventar el mal funcionamiento de los músculos que ha dado lugar a esta situación. MAT® es la herramienta ideal para corregir los desajustes musculares que alteran el movimiento y control de nuestra columna y que pueden llegar a generar hernias discales a la vez que dolor asociado a la disfunción muscular cronificada.

En condiciones normales, el movimiento de una articulación (hueso unido a otro hueso a través de ésta) genera un desgaste uniforme y adecuado sobre sus tejidos. El problema ocurre cuando el deterioro es excesivo, cosa que da lugar a la llamada artrosis. Obviamente, el paso del tiempo y la degeneración que éste comporta es un condicionante, pero no es el único ni el más determinante. Mucho más lo son los desajustes musculares. Los factores que los provocan son el estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o un trauma (golpe, intervención quirúrgica...).

El rol principal de la musculatura es mover y controlar las articulaciones y, a través de ellas, desplazan en el espacio los huesos y permiten nuestros movimientos. Pero no sólo eso, sino que también se encargan de que el rodaje interno articular sea el adecuado para evitar fricciones que puedan desgastar de más sus tejidos. Si hay alguna alteración en la función muscular, provocará cambios en los movimientos apropiados de la articulación que potencialmente podrán acelerar su degeneración. Ahí es donde se gesta la artrosis. Y podrá ocurrirle tanto a una persona joven como de avanzada edad, si bien el paso del tiempo juega en contra ya que por sí mismo habrá dado más oportunidades al cuerpo de sufrir desajustes musculares que hayan podido conducir a deterioro excesivo de los tejidos articulares. No es determinante únicamente el argumento del paso del tiempo porque si fuera así, una persona de cierta edad debería tener este problema en todas las articulaciones de su cuerpo y, normalmente, se suele producir en una cadera, una rodilla... Hecho que indica que esa zona ha podido sufrir más degeneración como consecuencia de algún desajuste muscular cronificado en el tiempo.

Una vez ha aparecido, la artrosis no es reversible. Sí lo es la causa de ésta, que no es otra que la alteración en el correcto funcionamiento de la musculatura que acaba desgastando en exceso los tejidos de una articulación. Por lo tanto, si queremos evitar su avance y mejorar la calidad de vida de la persona, deberíamos corregir los desajustes causantes de artrosis. MAT® permite frenar el avance de la artrosis. Para ello, estimula de manera específica los músculos con el fin de conseguir que el movimiento y control de las articulaciones sea el adecuado, evitando así fricciones internas excesivas que puedan degenerar aún más sus tejidos.

Existe la creencia de que el dolor es exclusivamente padecido por personas de cierta edad. Éste, guarda más relación con el estrés de cualquier tipo (mecánico: mantenimiento de la postura durante horas, ejercicio físico, repetición de un movimiento, fatiga acumulada...; químico: mala alimentación, deshidratación, intolerancia a algunos alimentos...; psicológico: shock emocional, patologías psiquiátricas, estados depresivos...) o trauma (golpe, intervención quirúrgica) sufrido por un cuerpo que con la longevidad. Estos factores alteran la capacidad de nuestro organismo, a través de los músculos, de controlar de manera adecuada el movimiento de las articulaciones. Así, puede padecer dolor tanto una persona joven como mayor, ya que si la primera realiza mucho deporte y somete a su cuerpo a demasiado estrés, podrá provocarle desajustes que le generen dolor o, en caso más cronificado, daños sobre la estructura muscular o articular. MAT® permite asegurar el buen funcionamiento de nuestro cuerpo evitando la aparición de estos problemas al eliminar la causa que los provoca. En caso de haberlos ya sufrido, esta técnica ayuda a tener una rápida recuperación.

Realizar ejercicio físico por defecto, ya sea mediante máquinas diseñadas para incidir sobre una zona, ya sea peso libre, o cualquier otra modalidad de ejercicio (Pilates, yoga...), no asegura el correcto funcionamiento de la musculatura ni elimina los puntos débiles que puedan existir. Si el sistema nervioso no tiene un control adecuado sobre un músculo o un grupo de ellos, no los podrá contraer cuando los necesite y utilizará a otros en su lugar. Así, la mejor manera que encontrará nuestro cuerpo de seguir moviéndonos, será sustituyendo a aquellos músculos que no funcionan adecuadamente por otros que pueden suplirlos en su tarea de llevar a cabo el movimiento. Por lo tanto, la realización de ejercicio genérico no eliminará los eslabones débiles. Probablemente incrementará aún más la diferencia entre aquellos músculos que trabajan en exceso por ser sobre utilizados y aquellos otros que presentan disfunción. Este hecho puede incluso agravar el problema de dolor y el desajuste muscular presente. Por lo tanto, sólo haciendo un trabajo específico que permita evaluar individualmente el funcionamiento de la musculatura, podremos detectar y corregir la disfunción muscular que provoca dolor, lesión o que limita el rendimiento deportivo. MAT® es la técnica idónea para comprobar la capacidad de contracción y respuesta de la musculatura y permite corregir las posibles anomalías que detecte con las herramientas de que dispone.

Existe la creencia de que ciertas actividades deportivas pueden ser perjudiciales para el cuerpo del practicante y a partir de cierta edad deben evitarse. Todo es cuestionable. Si un cuerpo está funcionando de forma óptima y su musculatura tiene capacidad para tolerar el estrés que supone una determinada práctica deportiva (correr, jugar a fútbol, tenis...), no tiene por qué ser un problema llevarla a cabo. Por lo tanto, es clave saber cómo está funcionando a nivel muscular un cuerpo y cómo mejorar sus capacidades, con el objetivo de prepararlo para realizar una determinada actividad deportiva sin riesgo de sufrir lesión o dolor. MAT® es la herramienta ideal para poder evaluar el funcionamiento de la musculatura y corregir los posibles desajustes presentes, con el fin de optimizar el funcionamiento del cuerpo. En su versión más avanzada, MATRx® prepara a los músculos para tolerar estrés, con lo que practicar ciertas disciplinas que a priori podrían ser agresivas para nuestras articulaciones dejarán de serlo, en la mayoría de los casos.

Creer que conseguiremos eliminar el dolor de espalda practicando natación es ilusorio, en la mayoría de los casos. El dolor es la manifestación de que algo no está funcionando bien y es consecuencia de desajustes musculares que alteran la capacidad de nuestro cuerpo de mover y controlar de manera adecuada las articulaciones. Si éstos no se solucionan de manera específica, no conseguiremos mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo y así evitar la aparición de dolor por sobrecarga o tensión excesiva. Si el sistema nervioso no tiene un control adecuado sobre un músculo o un grupo de ellos, no los podrá contraer cuando los necesite y utilizará a otros en su lugar. Así, la mejor manera que encontrará nuestro cuerpo de seguir moviéndonos, será sustituyendo a aquellos músculos que no funcionan adecuadamente por otros que pueden suplirlos en su tarea de llevar a cabo el movimiento. Por lo tanto, la realización de ejercicio genérico como la natación no eliminará los eslabones débiles. Probablemente incrementará aún más la diferencia entre aquellos músculos que trabajan en exceso por ser sobre utilizados y aquellos otros que presentan disfunción. Este hecho puede incluso agravar el problema de dolor y el desajuste muscular presente. MAT® detecta y corrige los eslabones débiles y optimiza el funcionamiento de nuestro cuerpo evitando la aparición de sobrecargas o dolor. En el caso de padecer ya estas circunstancias, ayuda a una rápida recuperación.

La realización de ejercicio genérico no asegura que el funcionamiento de nuestra musculatura sea óptimo ni elimina los posibles eslabones débiles que puedan existir y condicionar la gestión del movimiento y de las articulaciones por parte de nuestro cuerpo. Si el sistema nervioso no tiene un control adecuado sobre un músculo o un grupo de ellos, no los podrá contraer cuando los necesite y utilizará a otros en su lugar. Así, la mejor manera que encontrará nuestro cuerpo de seguir moviéndonos, será sustituyendo a aquellos músculos que no funcionan adecuadamente por otros que pueden suplirlos en su tarea de llevar a cabo el movimiento. Por lo tanto, hacer abdominales no eliminará los eslabones débiles. Probablemente incrementará aún más la diferencia entre aquellos músculos que trabajan en exceso por ser sobre utilizados y aquellos otros que presentan disfunción. Este hecho puede incluso aumentar el dolor lumbar. Así, en esta situación, lo ideal es localizar y subsanar dónde está el desajuste que lo provoca, ya que para muchas personas que padecen este mal, realizar abdominales puede incluso agravarlo. En este caso, MAT® detectaría y corregiría su causa evitando así tensión excesiva o sobrecarga en la zona lumbar.

La postura es el resultado de cómo está controlando el sistema nervioso la musculatura del cuerpo de una persona. Es fácil entender que cuando estamos sometidos a fatiga nuestra postura se verá afectada, y que una vez descansamos ésta mejorará. El problema surge cuando el mantenimiento repetido de una posición se prolonga en el tiempo días, semanas, años... provocando estrés acumulativo sobre nuestro cuerpo afectando de manera directa al correcto funcionamiento de nuestra musculatura. Así, con el paso del tiempo nuestra postura puede empeorar en función del estado funcional de nuestros músculos. Y es imposible cambiarla pensando en "ponernos rectos" o en "caminar rectos". La única manera permanente, duradera y segura de mejorarla es incrementando el funcionamiento de la musculatura que la modifica o altera. Así, no tendremos que pensar en "ir rectos" ya que nuestro cuerpo, teniendo más control muscular del movimiento y la posición de las articulaciones, se pondrá erguido por sí mismo. De esta manera, el tópico que dice que con el tiempo perdemos altura porque encogemos dejará de tener sentido, ya que un cuerpo con un sistema muscular en óptimas condiciones será capaz de mantener una postura adecuada sin esfuerzo, evitando así perder centímetros de altura con el paso de los años. MAT® es la herramienta ideal para asegurar el correcto funcionamiento de la musculatura con el fin de mejorar y tener una postura idónea de nuestro cuerpo a pesar del avance del tiempo.

Si entendemos que el cuerpo humano es equiparable a una máquina formada por palancas (huesos) movidos por músculos veremos que la explicación del dolor, en muchos casos, es aparentemente sencilla. Si duele una rodilla al correr, ¿podría ser que el pie, al entrar en contacto con el suelo, no consiga amortiguar la caída de nuestro cuerpo y eso sobrecargue la rodilla? Si se me contractura la zona cervical al estar sentado en una silla durante horas, ¿podría ser que la musculatura que me mantiene erguido no esté funcionando bien y eso provoque una alteración de mi postura que obligue a los músculos de la zona cervical a trabajar en exceso y por eso noto la tensión?

La biomecánica nos permite explicar muchas situaciones que le ocurren a nuestro cuerpo y, afortunadamente, existe una herramienta que se basa en ella para corregir los desajustes de nuestro cuerpo: MAT®.